EL CULTIVO DEL ARROZ
EL CULTIVO DEL ARROZ
4. PREPARACIÓN
DEL TERRENO
El
terreno debe nivelarse muy bien, con pendientes que no deben sobrepasar el uno
por mil, e incluso es preferible nivelar a cero, lo que permite hacer tablas
hasta de 15 ha.
Al
final del invierno se realiza la labor de alzar con el arado de vertedera o con
cultivador de ganchos. Con el fin de dejar el terreno lo suficientemente
disgregado puede ser necesario dar dos pases dobles cruzados de escarificador.
Según algunos agricultores, no conviene dar la labor de fangueo, porque en la
siembra directa parece que se dificulta la nascencia, aunque se va imponiendo,
como más práctico, en la mayoría de los casos, dar un ligero pase de fangueo.
Este pase se da con tractor provisto de ruedas de jaula, sin dar solape entre
las pasadas, como se hacía anteriormente.
5. SIEMBRA
Puede
realizarse la siembra a voleo, a mano, con máquina o por avión. La siembra debe
hacerse cuando el agua se encuentra clara y se hayan depositado los lodos en el
fondo.
La
cantidad de semilla empleada debe dar lugar a un cierto número de tallos/m2,
después del ahijamiento, que sea el óptimo productivo para cada variedad, y que
produzcan espigas que maduren lo más uniformemente posible. Para las variedades
de panícula corta a densa y tallo más bien grueso el número de tallos/m2 más
conveniente puede cifrarse en 250-300 mientras que en variedades de panícula larga
y abierta, de tallo fino, este número debe estar comprendido entre 300-350
tallos/ m2.
El
mayor número de tallos principales produce una mayor sensibilidad al encamado,
pero asegura una maduración más homogénea de las espigas. Las variedades de
mucho ahijamiento, como la Bahía, dan lugar a granos de maduración escalonada.
En
todo caso siempre es aconsejable aumentar algo la dosis de semilla,
especialmente en siembras tempranas y con variedades de gran ahijamiento.
La
dosis media de siembra sería de 140-180 kg de semilla por ha.
La
siembra debe hacerse con el terreno inundado con unos 5 cm de altura.
Inmediatamente después de la siembra, sin nacer el arroz, se suele aumentar el
nivel de de agua a 10 ó 15 cm, lo que perjudica el desarrollo del Panicum.
Esta subida del nivel le va mal al arroz, porque al nacer se ahíla, pudiendo
incluso perderse parcelas enteras.
En
la siembra del arroz, éste no se tapa nada. Las máquinas llevan tubos que
pueden ir por encima del nivel del agua. Cuando la siembra se hace con avión,
éste no debe volar muy alto, pues en dicho caso penetra demasiado la semilla y
no nace. El avión debe sembrar cuando no hay viento.
6. LABORES
CULTURALES
Una
vez implantado el cultivo, las labores a realizar se redicen al riego y a la
aplicación de herbicidas y pesticidas en su caso.
En
el riego hay que cuidar que el nivel del agua tenga la altura debida en
relación con el desarrollo de la planta. En los primeros días, el nivel ha de
ser alto, para proteger del frío a la plántula, entorpecer el desarrollo de las
malas hierbas, impedir que el movimiento superficial del agua por el viento
arranque a las jóvenes plantitas, aún no arraigadas, y si se usan determinados
herbicidas, impedir su degradación.
Según
la planta crece conviene rebajar estos niveles para permitir un mejor
desarrollo y respiración de las hojas, que deben “puntear” por encima del agua.
Una
vez implantado el cultivo se mantiene el nivel de agua con ligeras variaciones,
siendo conveniente la renovación de la misma para conseguir la mejor
oxigenación y temperatura.
Debe
resaltarse la práctica de la seca, que tiene notable influencia en los
resultados de la cosecha. La operación consiste en cortar la entrada de agua y
dejar que el suelo llegue a secarse en mayor o menor grado, lo que se realiza
desde finales del ahijado hasta el comienzo de la formación de la panícula, a
finales de junio y julio, pues si se hace en el ahijado se disminuye éste.
Los
fines perseguidos con la seca son controlar el desarrollo vegetativo cuando
éste es necesario, evitando riesgos de encame, y preparar la planta para el
período de fructificación, así como es una forma de defenderse contra las
numerosas algas que se crían al amparo de la planta de arroz, que dificultan la
circulación del agua y llegan a molestar a la planta.
La
seca se suele aprovechar para la aplicación de los herbicidas de contacto, que
precisan mojar a la planta, ya que al mismo tiempo la seca provoca una eclosión
de malas hierbas que se encontraban frenadas por la lámina de agua.
7. RECOLECCIÓN
Tiene
mucha importancia en el precio del arroz el porcentaje de granos enteros sobre
el total de lo cosechado, siendo éste un valor importante a la hora de elegir
una variedad, pero también es determinante en el momento de la recolección, y
lo es porque si se siega el arroz muy verde hay que manipularlo mucho en el
secadero, con el resultado de una disminución en dicho porcentaje.
Después
de la recolección normalmente se quema el rastrojo y se realiza la labor de
“tangueo”, que consiste en mover el barro con unas ruedas especiales.
La
recolección se hace con cosechadora provista de orugas.
Cuando
el arroz comienza a granar se suspende el riego. La madurez del arroz se prueba
por la dureza del grano al diente, que debe ofrecer resistencia suficiente que
impida cortarlo.
El
arroz puede presentar después del trillado una humedad del 25 al 30%, por lo
que debe secarse hasta alcanzar un grado de humedad inferior al 14%. El secado
puede efectuarse al sol o mediante secaderos térmicos.
PLAGAS
Las
larvas de este Lepidóptero son las que hacen realmente el daño introduciéndose
en el tallo del arroz y formando galerías. Existen medios de lucha indirectos
que son muy útiles como alzar las plantas tras la recolección y amontonarlas y
quemarlas. Otra medida indirecta es inundar las parcelas durante el
invierno. Los tratamientos pueden hacerse con varios productos como el
Fenitrothión o el Piridafentión. Se trata de un insecto del orden de los
Hemípteros, familia de los Pentatómidos, que es conocido por los nombres de
paulilla y chinche fétida. Pica el grano produciendo unas manchitas que han
sido bautizadas por algunos industriales con el nombre de “ojo de
perdiz”. Los daños principales no son los debidos a la disminución de la
cosecha, sino al desmerecimiento de la calidad del grano. Entre las materias
activas utilizadas destacan el Malatión, el Carbaril y el
Triclorfón. Ataca principalmente a los granero, y no sólo se alimenta de
los granos del arroz sino de cualquier otro cereal. Los productos
comerciales que se aplican en los tratamientos son a base de fosfuro de
aluminio o fosfuro de magnesio. El fosfuro de aluminio es extremadamente tóxico
por inhalación, por lo que los locales en los que se aplique deben tener un
sistema de ventilación bueno. También ataca a veces al arroz la rosquilla
negra, Lepidóptero que es conocido ahora por Spodoptera
litoralis y antes por Prodenia
litura o litoralis. Más que negras son grisáceas o marrón
grisáceas. Producen grandes daños al devorar las hojas. Se deben combatir
las larvas cuando son pequeñas, pues cuando están grandes son muy resistentes.
Se matan con pulverizaciones a base de carbaril, fenitrotión, triclorfón y
otros.
4. PREPARACIÓN
DEL TERRENO
El
terreno debe nivelarse muy bien, con pendientes que no deben sobrepasar el uno
por mil, e incluso es preferible nivelar a cero, lo que permite hacer tablas
hasta de 15 ha.
Al
final del invierno se realiza la labor de alzar con el arado de vertedera o con
cultivador de ganchos. Con el fin de dejar el terreno lo suficientemente
disgregado puede ser necesario dar dos pases dobles cruzados de escarificador.
Según algunos agricultores, no conviene dar la labor de fangueo, porque en la
siembra directa parece que se dificulta la nascencia, aunque se va imponiendo,
como más práctico, en la mayoría de los casos, dar un ligero pase de fangueo.
Este pase se da con tractor provisto de ruedas de jaula, sin dar solape entre
las pasadas, como se hacía anteriormente.
5. SIEMBRA
Puede
realizarse la siembra a voleo, a mano, con máquina o por avión. La siembra debe
hacerse cuando el agua se encuentra clara y se hayan depositado los lodos en el
fondo.
La
cantidad de semilla empleada debe dar lugar a un cierto número de tallos/m2,
después del ahijamiento, que sea el óptimo productivo para cada variedad, y que
produzcan espigas que maduren lo más uniformemente posible. Para las variedades
de panícula corta a densa y tallo más bien grueso el número de tallos/m2 más
conveniente puede cifrarse en 250-300 mientras que en variedades de panícula larga
y abierta, de tallo fino, este número debe estar comprendido entre 300-350
tallos/ m2.
El
mayor número de tallos principales produce una mayor sensibilidad al encamado,
pero asegura una maduración más homogénea de las espigas. Las variedades de
mucho ahijamiento, como la Bahía, dan lugar a granos de maduración escalonada.
En
todo caso siempre es aconsejable aumentar algo la dosis de semilla,
especialmente en siembras tempranas y con variedades de gran ahijamiento.
La
dosis media de siembra sería de 140-180 kg de semilla por ha.
La
siembra debe hacerse con el terreno inundado con unos 5 cm de altura.
Inmediatamente después de la siembra, sin nacer el arroz, se suele aumentar el
nivel de de agua a 10 ó 15 cm, lo que perjudica el desarrollo del Panicum.
Esta subida del nivel le va mal al arroz, porque al nacer se ahíla, pudiendo
incluso perderse parcelas enteras.
En
la siembra del arroz, éste no se tapa nada. Las máquinas llevan tubos que
pueden ir por encima del nivel del agua. Cuando la siembra se hace con avión,
éste no debe volar muy alto, pues en dicho caso penetra demasiado la semilla y
no nace. El avión debe sembrar cuando no hay viento.
6. LABORES
CULTURALES
Una
vez implantado el cultivo, las labores a realizar se redicen al riego y a la
aplicación de herbicidas y pesticidas en su caso.
En
el riego hay que cuidar que el nivel del agua tenga la altura debida en
relación con el desarrollo de la planta. En los primeros días, el nivel ha de
ser alto, para proteger del frío a la plántula, entorpecer el desarrollo de las
malas hierbas, impedir que el movimiento superficial del agua por el viento
arranque a las jóvenes plantitas, aún no arraigadas, y si se usan determinados
herbicidas, impedir su degradación.
Según
la planta crece conviene rebajar estos niveles para permitir un mejor
desarrollo y respiración de las hojas, que deben “puntear” por encima del agua.
Una
vez implantado el cultivo se mantiene el nivel de agua con ligeras variaciones,
siendo conveniente la renovación de la misma para conseguir la mejor
oxigenación y temperatura.
Debe
resaltarse la práctica de la seca, que tiene notable influencia en los
resultados de la cosecha. La operación consiste en cortar la entrada de agua y
dejar que el suelo llegue a secarse en mayor o menor grado, lo que se realiza
desde finales del ahijado hasta el comienzo de la formación de la panícula, a
finales de junio y julio, pues si se hace en el ahijado se disminuye éste.
Los
fines perseguidos con la seca son controlar el desarrollo vegetativo cuando
éste es necesario, evitando riesgos de encame, y preparar la planta para el
período de fructificación, así como es una forma de defenderse contra las
numerosas algas que se crían al amparo de la planta de arroz, que dificultan la
circulación del agua y llegan a molestar a la planta.
La
seca se suele aprovechar para la aplicación de los herbicidas de contacto, que
precisan mojar a la planta, ya que al mismo tiempo la seca provoca una eclosión
de malas hierbas que se encontraban frenadas por la lámina de agua.
7. RECOLECCIÓN
Tiene
mucha importancia en el precio del arroz el porcentaje de granos enteros sobre
el total de lo cosechado, siendo éste un valor importante a la hora de elegir
una variedad, pero también es determinante en el momento de la recolección, y
lo es porque si se siega el arroz muy verde hay que manipularlo mucho en el
secadero, con el resultado de una disminución en dicho porcentaje.
Después
de la recolección normalmente se quema el rastrojo y se realiza la labor de
“tangueo”, que consiste en mover el barro con unas ruedas especiales.
La
recolección se hace con cosechadora provista de orugas.
Cuando
el arroz comienza a granar se suspende el riego. La madurez del arroz se prueba
por la dureza del grano al diente, que debe ofrecer resistencia suficiente que
impida cortarlo.
El
arroz puede presentar después del trillado una humedad del 25 al 30%, por lo
que debe secarse hasta alcanzar un grado de humedad inferior al 14%. El secado
puede efectuarse al sol o mediante secaderos térmicos.
PLAGAS
Las
larvas de este Lepidóptero son las que hacen realmente el daño introduciéndose
en el tallo del arroz y formando galerías. Existen medios de lucha indirectos
que son muy útiles como alzar las plantas tras la recolección y amontonarlas y
quemarlas. Otra medida indirecta es inundar las parcelas durante el
invierno. Los tratamientos pueden hacerse con varios productos como el
Fenitrothión o el Piridafentión. Se trata de un insecto del orden de los
Hemípteros, familia de los Pentatómidos, que es conocido por los nombres de
paulilla y chinche fétida. Pica el grano produciendo unas manchitas que han
sido bautizadas por algunos industriales con el nombre de “ojo de
perdiz”. Los daños principales no son los debidos a la disminución de la
cosecha, sino al desmerecimiento de la calidad del grano. Entre las materias
activas utilizadas destacan el Malatión, el Carbaril y el
Triclorfón. Ataca principalmente a los granero, y no sólo se alimenta de
los granos del arroz sino de cualquier otro cereal. Los productos
comerciales que se aplican en los tratamientos son a base de fosfuro de
aluminio o fosfuro de magnesio. El fosfuro de aluminio es extremadamente tóxico
por inhalación, por lo que los locales en los que se aplique deben tener un
sistema de ventilación bueno. También ataca a veces al arroz la rosquilla
negra, Lepidóptero que es conocido ahora por Spodoptera
litoralis y antes por Prodenia
litura o litoralis. Más que negras son grisáceas o marrón
grisáceas. Producen grandes daños al devorar las hojas. Se deben combatir
las larvas cuando son pequeñas, pues cuando están grandes son muy resistentes.
Se matan con pulverizaciones a base de carbaril, fenitrotión, triclorfón y
otros.
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