Rompiendo mitos
Rompiendo mitos
Me gustaría dejar claro desde el principio una cosa: no tengas miedo a equivocarte. El miedo es uno de los grandes enemigos de la creatividad. Una frase que se le atribuye a Edison y que de vez en cuando conviene tener en cuenta es: “No fracasé, sólo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una bombilla”. En realidad, los temores existentes entre los científicos son variopintos. No sólo está el miedo a equivocarse, sino que también está el temor a perder el tiempo, a las críticas, a aburrirse, a no hacer una investigación relevante, y en general, a sus propias limitaciones. Quizás este último es el que más repercusión tiene. En su día, Santiago Ramón y Cajal nos habló de él en “Reglas y consejos sobre investigación científica: Los tónicos de la voluntad” —Libro que te recomiendo leer si tienes la oportunidad. Concretamente el tema “Preocupaciones enervadoras del estudiante” nos habla de los temores autoimpuestos a nuestra capacidad creativa.
Estos últimos, tienen su origen en la creencia de que los grandes descubridores son seres divinos dotados de capacidades sobrenaturales para hacer ciencia. Siento decirte que no es así. Puede que algunos, gracias a su biología y genética, tuviesen capacidades extraordinarias; no lo voy a poner en duda. Pero como te he comentado, las serendipias abundan en la historia de la ciencia. En mi opinión, la notoriedad de un científico correlaciona con el empeño y amor que pone en la tarea y no tanto a sus capacidades innatas. Por esta razón, no te preocupes, tu también puedes ser un grande.
Vale, Pedro. Eso de ser un grande está muy bien, muy motivador, pero ¿Has pensado en que no quedan ya muchos temas importantes que investigar? Te respondo: lo pongo en duda. En primer lugar, coincido contigo en que quizás se hayan descubierto con los medios actuales los eventos más salientes en las áreas científicas de moda. Al igual que los colonos Europeos hicieron grandes hallazgos cuando llegaron a América por primera vez; a día de hoy, todavía se siguen realizando grandes descubrimientos pero que, por supuesto, requieren de un mayor esfuerzo. De forma gráfica, la evolución de los descubrimientos científicos en un campo podría representarse con la siguiente función logarítmica:

En palabras de Santiago Ramón y Cajal: “No hay cuestiones agotadas, sino hombres agotados en las cuestiones”. Piensa en que los científicos que hicieron las grandes revelaciones a las que tu te refieres; al igual que tu, ni siquiera se imaginaban que existía un más allá en la ciencia. Sin embargo, con creatividad supieron ver donde nadie veía nada. No te autolimites y te pongas excusas. Recuerda, las minucias de hoy serán las verdades del mañana.
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